jueves, 19 de agosto de 2010

Artículo de Opinión: El toreo.









La vida es una balanza en oscilación constante. Si, como la que sostiene Themis (Diosa de la justicia) Sus ojos cubiertos con una venda, como para no ver, porque los ojos son las ventanas del alma y el alma es piadosa y subjetiva.

Que sangrienta, escalofriante y dura resulta esta imagen pero... Y cuando el toro es el que cae de rodillas, ensangrentado, más de tres sables incrustados en su lomo, la lengua verde y espumosa saliendo de su boca, anunciando su rendimiento ante un hombre, sin embargo una multitud aplaude.

El torero es un héroe que brinda sangre y sufrimiento animal a su público, Oreja o rabo aclama la gente para referirse a la mutilación de las mismas al toro. Los hay de estilo y belleza, de familias honorables y fama.

Hay quienes lo ponderan como arte, otros dicen que es un deporte, sin embargo según la lógica en ningunas encaja. Que es cuestión de cultura o tradición, dicen algunos intelectuales que lo defienden como si del himno de la patria se tratara.

Se lamenta la prensa, se escalofrían algunos cuando la barca se vuelca y la justicia reclama lo que es suyo, cuando el toro es el que ajusta cuentas cachando a su matador, humillándolo ante su público, como en esta imagen sin embargo no lo aplauden, no sale victorioso, nadie lo lleva de hombros. Porque se entiende que no es lo lógico, no es justo.

Hay un solo camino, un solo objetivo… El toro es el que debe caer, ensangrentado, cesando y sin alternativas, muerto.

Como es posible que por eso a un hombre se le alabe, se le gloríe y sobre todo se le pague?

Crueles somos, ignorantes aveces, cuando queremos por naturaleza, desafiantes y necios, imponer nuestro propio ritmo y juicio.

Hasta cuando entenderemos que el dolor no es un método ni una solución, mucho menos un hecho por el que tengamos que divertirnos.

La justicia es una raya paralela a la vida misma, se extiende hasta lo infinito y siempre viene a cobrar su posición, la que le corresponde desde el principio.

No menos que un inhumano hay que ser para confundirse y aceptar que esto es correcto, creer que podremos sobrevivir gozando el sacrificio de un animal inocente, incentivar, que es peor, un “Arte” tan sangriento, pagarlo y para colmo, exhibirlo.

El mundo reclama como Themis con su instrumento, la justicia y tarde o temprano no será simplemente un toro quien demuestre que existe esa balanza.

Algo pasará entonces ya no habrá solución a lo que hicimos. Ahora es el tiempo, reflexión y humanidad para estos depravados desaciertos, ilógicos.